Cumbre mundial de la O.N.U. sobre el cambio climático Madrid/IFEMA/GREEN ZONE/Recuore Arte Sostenible
Las consecuencias del cambio climático observadas en la naturaleza durante los últimos cien años y los impactos más importantes que producen en las aves, como por ejemplo los cambios detectados en el comportamiento, la anticipación en la fenología migratoria, alteraciones en la distribución geográfica y, el más grave de todos, el riesgo de extinción de especies. El calentamiento global es una gran amenaza para los ecosistemas del planeta
Las aves pueden ser vistas como precursoras de la detección del cambio climático.
S.O.S. T E N I B L E
El cambio climático que sufre nuestro planeta es el principal desafío decisivo para el desarrollo de nuestro planeta en este siglo XXI. El transporte de personas hoy en día es la principal razón de consumo de petróleo en el mundo, la fuente de emisiones de CO2 que más ha crecido.
Lo más preocupante es que el 30% de las emisiones de nuestros vehículos son gases de efecto invernadero.
Los gases de efecto invernadero existen de forma natural en la atmósfera para regular la temperatura de la tierra, pero el aumento de los mismos provoca nocivas consecuencias. De todos los gases que provocan el efecto invernadero y hacen que aumente la temperatura de nuestro planeta cada vez más debido, el CO2 es el que más contribuye al cambio climático. Este nocivo gas supone un 80% de las emisiones totales y su principal fuente de emisión es la quema de combustibles fósiles como el petróleo, gas y carbón. Además hay que saber que los gases invernadero son de “larga permanencia”, lo que quiere decir que permanecen activos en la atmósfera por mucho tiempo.
Una de las fuentes de emisión de este nocivo gas es la circulación de vehículos. Los motores de combustión interna que utilizan combustibles fósiles para su funcionamiento, generan gran cantidad de CO2, además de otros gases como el monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, hidrocarburos no quemados, compuestos de plomo, anhídrido sulfuroso y partículas sólidas.
Esta contaminación, además de contribuir al calentamiento global, provoca problemas cada vez más graves y extendidos en la salud de los habitantes de las grandes ciudades.